Querida vecina, querido vecino:
Espero
que al recibo de ésta te encuentres bien.
Nosotros nos encontramos
bien.
Nos encontramos bien gracias a ti.
En
estos tiempos difíciles, cuando todo parecía indicar que la
solución a tantos problemas está en una fraternal humanidad
entrelazada, no sabemos si por accidente, por castigo o impunemente,
el beso, el aliento, la palabra, la cercanía con la gente, se
vistieron de enfermedad y muerte, abriendo las puertas del infierno,
invitando a heroísmos.
el beso, el aliento, la palabra, la cercanía con la gente,
se
vistieron de enfermedad y muerte
Y
allí apareciste tú.
Y
allí apareciste tú. Con tu bata, con tu mono, con tu mejor traje
solidario, con tu sonrisa tras la mascarilla, con tu puerta cerrada,
con tu “este mes con recibos y sin ingresos”, con tus ojos
preguntones encendidos como faros, con tu huerto de visitas a
escondidas, con tus soledades, con tus ausencias, con tus
responsabilidades crecidas, con tus manos vacías dispuestas a sumar,
con tu cara de asombro apenas adivinada en la cola de la compra, con
tu comprensión como filtro, con tu abrazo en el gesto al cruzarnos,
con tus llamadas para estar con el que está lejos y te gustaría
estar, con tu “yo me quedo en casa”, con tus gracias desde la
ventana, con tu esperanza a veces acorralada, con ese cariño que no
se acaba.
¡Gracias!
Estoy bien y te lo debo también a ti. Fuera, la tormenta, sí.
Cerca, cuento contigo, sin ti no soy nada, como dice la canción. Me
siento persona más segura que con una compresa fina, si tu me
cuidas. Vecina, vecino, ya contaba contigo, hoy sé que me eres
imprescindible. Tú, junto al resto de vecinos, os habéis
convertidos en mi mejor paraguas, cuando se despliega la mejor
versión de cada cual. Casi me siento inmortal, protegido por tu
cariño, mientras noto como el virus se vuelve mortal, tan vulnerable
como cuando los humanos estamos solos. Juntos vamos a aislarlos, al
virus, a la enfermedad, al dolor, al sufrimiento, vamos a cerrar las
puertas del infierno que, sin querer, hemos construido.
me siento inmortal, protegido por tu
cariño
he sentido una conexión de vecinos
¡Gracias!
En la distancia he sentido esa conexión de vecinos. Aun en la
distancia, los nadies vamos a hacernos más que alguien. A pesar de
la separación, los invisibles nos vamos a dejar ver. Ya nadie
sobra. Hasta las babas de un gusano se convierten en seda tras la
observación, la sabiduría, la paciencia, la voluntad y muchas manos
empujando en la misma dirección. Me llamarás optimistas si
quieres, yo creo que hay cosas que no existen hasta la palabra que
las nombra. Tal vez por eso las cosas que quiero las nombro una y
otra vez. Y a ti te quiero.
Ya nadie
sobra.
Un
abrazo muy grande.
Firmado:
Una de muchas.
Albalate
de Cinca. 07-05-2020
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