lunes, 4 de mayo de 2020

TEJER REDES CONTRA EL VIRUS Y MOSCARDAS.

EN LUGAR DE COSER MASCARILLAS



La solidaridad nos ha impulsado a coser mascarillas, faltaban y resultaban necesarias. Las podíamos hacer y se han hecho. ¡Ojala no haya que volver a hacerlo!

 

 

Un simple virus, tan pequeño que necesitamos un potente microscopio para verlo, ha servido para darnos cuenta de nuestra vulnerabilidad como especie. Si a esto añadimos las casi olvidadas inundaciones y otros desastres consecuencia de las alteraciones climáticas, se nos cae a pedazos la confianza ciega de omnipotentes dueños del universo. 

No está mal un poco de humildad. 

Tal vez la Tierra nos este poniendo de nuevo en nuestro sitio.


¿Dónde está nuestra fuerza? ¿Dónde reside nuestro poder? Lo que todavía hoy consideramos como riqueza, que también eso ha cambiado, ¿cómo está repartida? Los más tenemos menos, los menos tienen más. Y ¿para qué sirve, si teniendo no hay quién haga mascarillas? ¿Para que sirve, si teniendo, no hay quien cultive tu comida, quién te la transporte, quien te la sirva, quien te limpie, quien te cure,..?¿Para que sirve, si teniendo no puedes respirar el aire que te sobra? ¿Para que sirve el agua si te rebosa, si te envenena? ¿Para que sirve ahora, el papel higiénico inútilmente acumulado?



Las personas dependemos unas de otras, dependemos de la tierra a la que pertenecemos, del aire que respiramos, del agua de la que estamos hechos, de la energía que empleamos. ¡Solos qué poco somos! Nos hacemos grandes cuando estamos unidos unos a otros y enraizados a la tierra como parte de ella. Así que volvamos a hacernos grandes, grandes frente al virus y grandes frente a la codicia de unos pocos. 



La solidaridad nos llevó a coser mascarillas porque las necesitamos. La necesidad ahora nos lleva a tejer redes. Redes que nos comuniquen unos con otros, redes que nos den seguridad, que protejan la salud, que reparta sabiduría, que nos hagan fuertes, que nos hagan grandes,... redes tiernas, nutritivas y confortables,… redes que no dejen fuera a nadie.



La solidaridad ahora, está en darle la mano al que tienes cerca, venga de donde venga, una red de proximidad, de apoyo mutuo, de confianza, de calidad humana, por encima de cualquier valor económico, de prestigio, de comodidad, de prepotencia, de “qué se habrá creído”,... un tejido fraternal que se va extendiendo con el efecto mariposa, una unión capaz de dar la vuelta a la Tierra ida y vuelta. Los más seremos mucho más, frente a los virus y las verdes moscardas.

Ahora necesitamos tejer, en encaje de bolillo tal vez. 

Faltan redes y resultan necesarias. Las podemos hacer.

¿Vamos a dejar de hacerlas?


Hilemos ahora nuestros aplausos. Acuérdate de quiénes te están cuidando y mañana trenza tu sonrisa con la suya. Ya son nudos de la red, no cortes el hilo. Aplaude para hacer un tejido más tupido, cuenta también conmigo.

Albalate de Cinca. 04-05-2020


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