domingo, 3 de mayo de 2020

MADRES SIN REGALO.

ES LA DISTANCIA, NO EL OLVIDO.


Hoy se echan de menos besos y abrazos. 




Cierto que algo se ha aliviado el distanciamiento y muchas madres han podido recibir su dosis de regalos en directo, tal vez menos materiales que en otras ocasiones. A pesar de ello, hoy hay muchas madres que se han quedado sin ese regalo porque les ha pillado lejos de besos, abrazos y mimos filiares. Como consuelo, seguro que les han llegado volando y virtuales. Unas y otras han desbordado sus emociones en lágrimas, que los sentimientos no atienden a ninguna fase de desescalada y pueden pasear a sus anchas. Muchas ya no están y abrazamos esa ausencia que las hace presentes. Como no hay mal que por bien no venga, todos nos hemos librado de la extorsión publicitaria de los grandes centros comerciales, que año a año nos atormenta para estas fechas con lo que” no eres buen hijo si no te gastas las perricas en sus tiendas”.

los sentimientos pueden pasear a sus anchas.


Más allá de presiones comerciales, las madres merecen nuestro recuerdo, nuestro reconocimiento, nuestro incondicional cariño, no un día al año, todos y cada uno de los días, todos sus días, cada uno de nuestros días. A veces se nos olvida. Hoy no vamos a olvidarlas. 


Sus cuidados, sus desvelos, sus renuncias personales, su lucha silenciosa, su partirse el alma por vivirnos,... quedan disueltos en nuestra rutina sin darnos cuenta, dándole la espalda a nuestro ángel de la guarda. Hemos vivido, vivimos, gracias a ellas y la memoria sirve para recordarlo. Aunque queramos, no podemos borrar de nuestra piel sus caricias. Aunque queramos, no podemos evitar sus gestos contagiados. Aunque queramos, no podemos dejar de repetir sus frases, esas que tanto nos molestaban. Aunque queramos y a veces nos irrite, no podemos dejar de hacer como ellas hicieron. Aunque se vayan, las seguimos viviendo. Decimos mamá, decimos abuela, y nuestra memoria se convierte en el mejor libro de recetas de vida. Aunque los fogones se hayan vuelto de inducción, hayan cambiado los menajes, los ingredientes otros y los comensales distintos, esas recetas, la manera de cocinar, los formas de comportarnos en la mesa,… 

nos acompañarán al futuro, aunque el futuro esté detrás de una mascarilla, se nos empañe la mirada al mirar el horizonte, y el miedo nos golpee de interrogantes. 

 

 

Puede ocurrir que necesitemos desbrozar nuevos senderos, llenar algunos huecos, derribar más de una valla, sortear escondidas trampas, soñar nuevos sueños y volver a soñar despiertos,…

Mamá estará ahí, velando esos sueños, espantando pesadillas, acompañándonos en ese recorrido para lograr que los abrazos no se queden a mitad camino.


Así que vamos a abrir las ventanas de par en par, para darles las gracias, a los profesionales que nos están cuidando, muchas de ellas madres, en la distancia por responsabilidad. También a todas nuestras madres. Hoy este aplauso se hace palabra, una palabra capaz de sustituir los regalos, las flores, los abrazos, los besos, los te quiero... que no les hemos dado. Una palabra que lo llena todo: ¡MAMÁ! No las hemos olvidado. ¡Qué los aplausos superen la distancia! Y darle fuerte, que a algunas ya les falla el oído.

Albalate de Cinca. 03-05-2020

Que las mariposas de nuestro alrededor no se parezcan a esta.

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