VAMOS A SEGUIR CUIDÁNDONOS
No, no volvemos a la
normalidad.
Mañana damos un paso más, solo un pasito más.
La prudente Abigail. Luca Giordano.
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No nos
encontramos en un estado natural, esta situación no es la habitual,
ni la ordinaria y no sirve de norma o regla. Así que, en contra de
lo que nos gustaría, no podemos comportarnos “normalmente”,
aunque para alguno, solo para alguno, saltarse la norma resulte
normal: “Me van a decir a mi lo que esta mal”. Eso no quiere
decir que nuestra conducta vaya a convertirse en subnormal, tal como
lo define el diccionario de la Real Academia Española: “de
capacidad intelectual notablemente inferior a la considerada como
normal”, que no tiene nada que ver con ninguna discapacidad, ya que
todas las personas tenemos una discapacidad u otra, más o menos
acusada. De forma subnormal se portará el que no siga los normas
básica de cuidado y protección hacia las otras personas y hacia si
mismo. El que haga el burro, vamos.
De forma subnormal se porta
el que no sigue los normas
básica de cuidado
y protección hacia las otras personas y hacia si
mismo.
Alegoría de la pudencia. Tiziano.
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Esto
no es cuestión de opiniones. Nos jugamos mucho. No estoy hablando
de obligatoriedad, ni de obediencia ciega, ni estar o no de acuerdo.
Ni todos somos culpables, ni todos se pasan de listos. Ni todo está
podrido, ni solo vale lo que digan los “míos”. Algún listillo
conoces, claro, que le parece que es más que los demás y tiene
derecho a todo; alguno, solo alguno, no la mayoría. Alguno con la
mente estrecha que les parece que la razón la tiene toda él, claro,
y que todos los demás están equivocados; alguno, solo alguno, no la
mayoría. La mayoría sabemos escuchar, analizar, comparar, juzgar
con sentido común y lógica científica o ciencia práctica
aprendida. La mayoría acabamos teniendo paciencia y calma, tanta,
que a veces hasta da pereza volver a salir de casa. La conducta de
cada persona tiene repercusiones en todos los demás, incluso la de
alguno, la de esos solo alguno. ¡Un poco de delicadeza por los
demás!
La conducta de
cada persona tiene
repercusiones en todos los demás.
Sabiduría Prudencia así como Templanza.
Antonio Zucchi.
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La
cosa está compleja, nunca había visto tanto sabio junto que, de
repente, supieran tan poco, en todo el mundo. Nunca había visto
tanto personal influyente soltando, de repente, nimiedades y
tonterías, en todo el mundo. Nunca había visto tanta gente ajena al
mundo de la salud y la economía, más bien de poca ciencia,
reconvertidos, de repente, en expertos, dando lecciones y soluciones,
en todo el mundo. He llegado a pensar, también de repente, si ya
todos, y no solo alguno, nos hemos contagiado y que esos síntomas
son efectos secundarios de la pandemia. El que sabía dice que no
sabe y el más tonto hace botijos... o dice que los va a hacer,...
después vas a beber y, en el mejor de los casos, el botijo está
roto, sin asas y sin pitorro.
Cada
uno podemos hacer lo que podemos hacer. Lo que está en nuestra mano,
pero no por eso vamos a dejar de hacerlo, aunque parezca poco:
cuidarnos a nosotros mismos y cuidar a los otros. Hacer un entorno
más amable, rebajar el nivel de sufrimiento. Encontrar el regusto de
las cosas sencillas, escuchar la voz de las cosas pequeñas, que nos
hablan en silencio. Estamos heridos, quizá. Esta crisis nos va a
dejar alguna cicatriz, posiblemente. Cicatriz que nos quedará como
señal de victoria y que, con el tiempo, presumiremos de ella, como
los del anuncio de “Veet men, crema depilatoria”. Resultará
importante no salpicarnos de olvido. Prudencia de precipicio, que
para caer basta un suspiro. El tuyo puede servir.
Aunque parezca poco:
podemos cuidarnos a nosotros mismos y cuidar a los otros.
Alegoría de la prudencia. Luca Giordano |
Hoy
hace 25 años del gol de Nayim, que hizo conquistar al Real Zaragoza
la Recopa de Europa de fútbol en París. A distancia también se
puede acertar. No tocan todavía abrazos. Vamos a seguir
cuidándonos. ¡Con responsabilidad !¡Oño!
Con
la misma responsabilidad, seguimos aplaudiendo, sin racanería.
Albalate
de Cinca. 10-05-2020
La prudente Abigail. Juan Antonio de Frías y Escalante.
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