VIERNES SANTO DE CORONAVIRUS

 OTRO TIPO DE RECOGIMIENTO

Hoy es un Viernes Santo distinto a todos los que hemos vivido ¡Muy distinto¡

No vamos a celebrarlo acudiendo comunitariamente a los distintos actos
litúrgicos que la Iglesia recuerda en estos días.

No vamos a asistir a nuestra procesión del Santo Entierro en la que los quintos
llevan la cama del crucificado y se canta un miserere que emociona.

No vamos a pasar a nuestros niños 3 veces por encima de la cama pidiéndole
a Cristo crucificado que nos los guarde.

¡Todo es distinto!

Manuel Cabral Aguado. (Sevilla, 1827-1891). Procesión en Sevilla. 1855. Museo Nacional de Bellas Artes. Cuba.

Vamos a pasar el Viernes Santo confinados en casa como ya llevamos
haciéndolo casi un mes. Pero este año, desde nuestras casas, podemos ver en
el rostro del crucificado a muchas personas que como Él están dando la vida
por los demás, que lo hacen de distintas maneras: Unas en primera línea en los
hospitales, otros atendiendo nuestras necesidades de una u otra forma pero
todos con su entrega y generosidad.

Vemos que los hombres somos incapaces de terminar con este maldito virus
que nos ataca por todos los lados. Tenemos que pensar que el único que
puede parar esta pandemia es DIOS, por eso estos días todos debemos
levantar los ojos al cielo y pedirle que se apiade del mundo.

Tal vez aprendamos que ante esta pandemia no hay nada que valga, ni el
poder, ni la riqueza, ...que somos muy poca cosa y que tenemos que dar más
valor a las cosas pequeñas que son las que nos pueden dar la felicidad, como
el amor que lo llena todo. El amor a Dios y a los hermanos.

Así cumpliremos el Nuevo Mandamiento que nos dio Jesús: “Amaros los unos
a los otros como Yo os he amado”.

Pidamos pues al Crucificado que se apiade de nosotros, que se termine esta
guerra y que nosotros aprendamos de ella.

¡TODO SE PASA!