NO SON TERNURA Y SABIDURÍA
- Hola yayo ¿Cómo
estás?
- ¡Muy bien, hijo!
¡Me alegro mucho de hablar contigo!
- ¿Estás
solito?
- Ahora no, que
estoy contigo. Y también viene esa chica que me ayuda, viene varios
días a la semana, me trae la compra y me hace compañía un rato.
- ¡No salgas a
la calle, eh!
- No, no salgo nada.
- ¡Que no vayas
al huerto! Que te conozco.
-
Eso sí que no lo entiendo, que yo no pueda ir al huerto y que esté
funcionando la Papelera de Alcolea, que desde la ventana veo el humo.
Que yo en el huerto no me junto con nadie, estoy allí como dios, me
entretengo un rato quitando alguna hierba, me lleno de aire, noto
como crecen las plantas, miro el horizonte, me lleno de recuerdos,
toco y huelo la tierra y me siento vivo con ella. ¿De qué me voy a
contagiar? ¡Si el huerto es para mi la mejor medicina!
-
¡Qué no vayas, de ninguna manera! Tú quieto en casa.
-
¡Qué fácil lo veis todo! No sabes que yo tengo allí cebollas y
ajos tiernos, coles, zanahorias, espárragos, incluso alguna fresa
para regalarte… y ahora tengo que comprarlas y... ¿tú sabes lo
caras que las venden?
HUERTO CON DUEÑO CONFINADO. |
-
¡Yayo, ni se te ocurra salir! Si necesitas algo nos llamas que no
te faltará de nada.
-
¡Gracias por preocuparte por mi! ¡Qué yo estoy bien!
-
¡Ten mucho cuidado, que al coronavirus le han salido muchos amigos!
-
¿Qué le han salido amigos?
-
Sí, los papás dicen que la alarma exagerada, las noticias falsas,
tanta información no contrastada, los intereses económicos, la
queja, el odio, el miedo, la envidia… se han hecho amigos del virus
y juntos están haciendo mucho daño.
-
¿Más todavía? Es que yo ya me canso de tanta noticia y apago la
tele mucho rato, así no me entero de todo lo que pasa.
-
El mundo entero está enfermo. Mi papá dice que Europa está
herida, que se han escapado los egoísmos que tenía en un quiste,
que le ha subido la fiebre de los autoritarismos, no sé muy bien qué
significa,... y que puede partirse a trocitos. Debe ser malo ¿no?
-
Malo. Muy malo. Si un simple virus es capaz de hacer que Europa no
funcione, algo estamos haciendo mal. Pero en todo el mundo, no sólo
en nuestro país. Porque en otros rincones de la Tierra también
están cociendo habas.
-
¿Habas, yayo?
-
Sí, hijo, hay un refrán que dice: “En todos sitios cuecen habas y
en mi casa a calderadas” que se emplea cuando una cosa pasa en
todos sitios y a nosotros también nos pasa.
-
A mi no me gustan las habas.
-
Claro, eso es lo que ocurre, la vida tiene de todo, lo que nos gusta
y lo que no nos gusta, y tenemos que apechugar con todo. A vosotros
os hemos mimado demasiado, a lo mejor tenemos que pediros perdón por
haberos criado entre algodones, y cuando vienen mal dadas ¿qué? y
habas hay que comer alguna vez.
-
¡Aaaag, que asco!
- Si
hubierais aprendido como nosotros a comer de todo y a enfrentaros
con situaciones difíciles no habría ahora tanta obsesión, tanto
desasosiego, tanta ansiedad, tanto pánico, tanta depresión,…
EMPRESA DE ACTIVIDAD ESENCIAL |
-
¿Tú no tienes miedo?
-
¡Claro que tengo miedo! Todos tenemos miedo y valiente no es aquel
que no tiene miedo si no el que hace lo que hay que hacer, aunque
tenga miedo. Se vence el miedo con cooperación, hombro con hombro,
con un abrazo si es necesario.
-
Mi madre me grita y me dice que hay que ser valiente.
-
Los gritos y la represión paralizan, no te dejan avanzar. Las
personas, todas y cada una, necesitan sentirse cuidadas, a la fuerza
no se puede cuidar y tampoco cuidándolas demasiado, porque uno
siente que no confían en ti. Por eso yo prefiero estar solo y ser
yo el que pida ayuda cuando lo necesite.
-
Yo también tengo un poco de miedo.
- ¡Y
yo! ¡Yo tengo miedo por ti! Veo mucho buitre suelto que busca
carnuz. ¡De está saldremos! Costará un poco más o un poco menos,
pero saldremos. Las personas lo primero, salvando el mayor número
posibles de vidas, atendiendo a los enfermos, que nadie se sienta
excluido, ayudar quienes perdieron sus ingresos,… ¡las personas
antes que los dineros! Y habrá que forzarlo para que pueda ser.
-
¿Qué puedo hacer yo?
-
Tú, asumir responsabilidades en casa, hacer diariamente algunas de
las faenas que hacen falta, realizar tus propias tareas, hablar por
carta, por telefóno, o como lo hagáis ahora, con tus amigos y con
la familia que está lejos, moverte aunque sea como un hámster en la
jaula, mantener la alegría y contagiarla, repartir besos y ternura,
que se note que hay un niño, un niño que merece un futuro sano y
limpio, un niño que, como el resto de los niños del mundo, merecen
de los mayores un gran compromiso.
-
¡Tengo un abuelito sabio!
-
¡Calla, zalamero!
-
Te mando un beso y ¡No vayas al huerto!
-
¡Qué no!………. Ya
veremos.
Albalate
de Cinca. 08-04-2020
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