SIN FECHA DE CADUCIDAD.
¿PROTEGERÁ A LA CEBRA LAS REJAS DE SU PIEL CONTRA LOS PELIGROS DE FUERA? |
La primavera sigue agitada, transitando libremente sin cortapisas,
sin bancos que le extorsionen, sin multinacionales que le exploten,
sin pantallas que le aterroricen, sin vehículos que la contaminen,
sin barbarie que la pisotee,... sin virus que la amenacen. Más
contemplada que nunca. ¡La vemos tan diferente! Ahí fuera, en
azules, blancos, plumas, flores, estrellas, separada a más de metro
y medio, por un cristal limpio como hace tiempo.
Mientras, asomados apenas, seguimos envasados sin fecha de caducidad,
sin puertas, esperando que abran el envase por el abre fácil y
contemplar cómo nos van a reciclar. Hay algunos a los que no
llegaron ni a congelar, siguen activos cuidando a todos los demás,
agotados quizá. Luego sacaron del vacío a aquellos otros más
productivos, para currar y volver a envasar. Mañana saldrán los más
tiernos, acompañados, por poco tiempo y sin mezclar. Falta saber
cómo se irán descongelando a todos los demás. ¡Qué no sea al
Baño María, por caridad! ¡Qué no nos quedemos con la cabeza
caliente y los pies fríos!
¿Qué
va a pasar
con nuestros mayores?
No creo que los
volvamos
a mandar al contenedor del
olvido donde, a veces,
silenciados
se les ha
tenido. Seguramente nos hemos dado cuenta de que recuperando
a la gente mayor
conservamos
nuestra historia, nuestra memoria, nuestra identidad, nuestra
referencia vital,… nuestra humanidad de
la que nos hacemos huérfanos si nadie nos vive esos recuerdos.
¡Cuidar a quien nos cuidó! ¡Respeto
y dignidad es
lo menos que les podemos dar! La mayor autonomía posible y unos
cariñicos, que nunca vienen mal.
CEBRA APRISIONADAS TRAS LAS REJAS DE SU PROPIA PIEL. |
Tal
vez, sepamos
valorar
la defensa de lo pequeño,
que se incorporen los
mejores recursos para revitalizar reducidas
empresas y comercios
locales, para
potenciar los productos de proximidad y de temporada, que se
apueste por el desarrollo sostenible, que se ayude a la generación
de grupos de consumo y de comercio solidario. Que el intercambio se
selle con un apretón de manos, con un abrazo, con un ¡Gracias
hermano! en lugar de... cargando una comisión.
Tal
vez, una vez todo descongelado, se garanticen los servicios básicos
en los rincones más pequeños y a todos los sectores de la
población: la sanidad, la educación, el transporte, la
comunicación, la cultura, el ocio, los servicios sociales,… Y se
vuelva a instalar la alegría en los pueblos. Tal vez podamos
convertirnos en un pueblo de caricias, cosquillas y risas, donde
habita permanentemente la simpatía.
Tal
vez, el perdón haya acabado con los sufrimientos y dolores antiguos
y el agradecimiento haya colocado una sonrisa en cada rostro
desenvasado cuidadosamente, junto a proyectos y recursos suficientes,
ya sea con el abre fácil, las tijeras o el abrelatas. Para que, sin
volver, volvamos a cogernos de la mano, niños, jóvenes, mayores y
abuelos, y podamos construir una historia colectiva, donde el pasado
no es desierto, y el futuro lo escribimos juntos, capaces de volar
hacia un horizonte de apasionada compasión,
de solidaridad,
cariño y alegría. ¡Qué
nadie vaya al contenedor del olvido!
No
lo podemos hacer
sin ti. Así que estate atento, estate atenta, para cuando te toque
salir de la lata. ¡Qué no se te pase la fecha de caducidad! ¡Qué
al salir
te salpique de arriba abajo
esta
libre primavera!
Aplausos para los que no se envasaron.
Aplausos para los descongelados.
Aplausos para los que van a desenvasar.
Aplausos para los que siguen enlatados y nos hacen tanta falta.
Albalate de Cinca. 25-04-2020
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