sábado, 25 de abril de 2020

ENVASADOS


SIN FECHA DE CADUCIDAD.

¿PROTEGERÁ A LA CEBRA LAS REJAS DE SU PIEL CONTRA LOS PELIGROS DE FUERA?


La primavera sigue agitada, transitando libremente sin cortapisas, sin bancos que le extorsionen, sin multinacionales que le exploten, sin pantallas que le aterroricen, sin vehículos que la contaminen, sin barbarie que la pisotee,... sin virus que la amenacen. Más contemplada que nunca. ¡La vemos tan diferente! Ahí fuera, en azules, blancos, plumas, flores, estrellas, separada a más de metro y medio, por un cristal limpio como hace tiempo.

Mientras, asomados apenas, seguimos envasados sin fecha de caducidad, sin puertas, esperando que abran el envase por el abre fácil y contemplar cómo nos van a reciclar. Hay algunos a los que no llegaron ni a congelar, siguen activos cuidando a todos los demás, agotados quizá. Luego sacaron del vacío a aquellos otros más productivos, para currar y volver a envasar. Mañana saldrán los más tiernos, acompañados, por poco tiempo y sin mezclar. Falta saber cómo se irán descongelando a todos los demás. ¡Qué no sea al Baño María, por caridad! ¡Qué no nos quedemos con la cabeza caliente y los pies fríos!

¿Qué va a pasar con nuestros mayores? No creo que los volvamos a mandar al contenedor del olvido donde, a veces, silenciados se les ha tenido. Seguramente nos hemos dado cuenta de que recuperando a la gente mayor conservamos nuestra historia, nuestra memoria, nuestra identidad, nuestra referencia vital,… nuestra humanidad de la que nos hacemos huérfanos si nadie nos vive esos recuerdos. ¡Cuidar a quien nos cuidó! ¡Respeto y dignidad es lo menos que les podemos dar! La mayor autonomía posible y unos cariñicos, que nunca vienen mal.
CEBRA APRISIONADAS TRAS LAS REJAS DE SU PROPIA PIEL.

 
Tal vez, sepamos valorar la defensa de lo pequeño, que se incorporen los mejores recursos para revitalizar reducidas empresas y comercios locales, para potenciar los productos de proximidad y de temporada, que se apueste por el desarrollo sostenible, que se ayude a la generación de grupos de consumo y de comercio solidario. Que el intercambio se selle con un apretón de manos, con un abrazo, con un ¡Gracias hermano! en lugar de... cargando una comisión.

Tal vez, una vez todo descongelado, se garanticen los servicios básicos en los rincones más pequeños y a todos los sectores de la población: la sanidad, la educación, el transporte, la comunicación, la cultura, el ocio, los servicios sociales,… Y se vuelva a instalar la alegría en los pueblos. Tal vez podamos convertirnos en un pueblo de caricias, cosquillas y risas, donde habita permanentemente la simpatía.

Tal vez, el perdón haya acabado con los sufrimientos y dolores antiguos y el agradecimiento haya colocado una sonrisa en cada rostro desenvasado cuidadosamente, junto a proyectos y recursos suficientes, ya sea con el abre fácil, las tijeras o el abrelatas. Para que, sin volver, volvamos a cogernos de la mano, niños, jóvenes, mayores y abuelos, y podamos construir una historia colectiva, donde el pasado no es desierto, y el futuro lo escribimos juntos, capaces de volar hacia un horizonte de apasionada compasión, de solidaridad, cariño y alegría. ¡Qué nadie vaya al contenedor del olvido!

 No lo podemos hacer sin ti. Así que estate atento, estate atenta, para cuando te toque salir de la lata. ¡Qué no se te pase la fecha de caducidad! ¡Qué al salir te salpique de arriba abajo esta libre primavera!

Aplausos para los que no se envasaron.
Aplausos para los descongelados.
Aplausos para los que van a desenvasar.
Aplausos para los que siguen enlatados y nos hacen tanta falta.

Albalate de Cinca. 25-04-2020


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