DESEOS ALGODONOSOS.
Los niños ya están en las calles. En su aventura cotidiana pueden cazar el vilano de un diente de león o tal vez pueda sumergirse en una nevada de bolisas algodonadas de chopo, no podrán resistir la tentación de soplar para esparcir las semillas de sus deseos.
Los
mayores no se resignarán a convertirse en meros espectadores,
participarán animando con una sonrisa tierna, efecto secundario
irremediable de estas escenas, contagiándose con la luz inocente que
sale de su mirada y, quedando hipnotizados por la magia del vuelo de
aquella promesa de vida, empujarán con su propio aliento los anhelos
infantiles.
Sé
lo que estás pensando ¡Malditas pelusas que me causan alergia!
Puede que le tengas alergia a lo antipático que resulta limpiar esa
acumulación de bolisas en tu puerta, en tu jardín, en el huerto,…
o en las ventanas de tu nariz. ¿Y la alergia de verdad? La
alergia se tiene al polen, el polen lo liberan las flores que salen
antes que las hojas del árbol, los vilanos transportan las semillas
y no causan estornudos, ni ojos rojos, ni ahogos. No, los vilanos
del chopo no causan alergia. Vi-la-nos no villanos. Hay otros
árboles, plataneros, cipreses, oliveras,… que tiran el polen y
esconden la rama, y estos si que resultan culpables de las alergias
de esta temporada. Vamos, como la vida humana misma, que unos llevan
la fama y otros cardan la lana.
Hay otros árboles, plataneros, cipreses, oliveras,… que tiran el polen y esconden la rama,
¿Peligrosas
las bolisas? Tienen su peligro ya que resultan muy inflamables y con
algún descerebrado cerca, con basuras de esas que “se olvidan”,
botellas, vasos de plástico, cenizas mal apagadas, cigarrillos,…
se puede montar alguna. También tienen su peligro por la alta
capacidad para trasladar sueños y con los sueños hay que tener
mucho cuidado porque pueden cumplirse. Otro peligro está en su
contemplación desde la ventana, te produce una cosquillas en la
mirada, con un poder de embeleso tal, que hace desaparecer el tiempo
y te quedas atrapado en una calma difícil de lograr por otros
caminos, sumergido en un ¡ay! de nostalgia. Ese efecto tiene su
explicación.
También tienen su peligro por la alta capacidad para trasladar sueños y con los sueños hay que tener mucho cuidado porque pueden cumplirse.
¿Cómo
es una nevada con copos de chopo? Resulta mucho más entretenida que
cualquier nevada. Las nevadas caen habitualmente hacia abajo, hacia
un mismo lado si hay ventisca. Las nevadas de pelusas resultan
imprevisibles, suben y bajan, se mantiene en el aire, cambian de
dirección, caen al suelo y se vuelven a levantar, bailando una
melodía audible solo para personas sensibles nivel avanzado…y la
nevada algodonada resulta imprevisible hasta que llega el Cierzo que,
como autoridad competente, decide a dónde tienen que ir, donde se
tiene que amontonar. Aún así, las bolisas acabarán mezclándose
contigo, acabarán debajo de tu cama. Cómo y por dónde han entrado
resulta un misterio todavía por resolver. No se entiende que,
después de tantos años de evolución, no les haya enseñando su
madre, la hembra chopo a sus semillas, que no puede nacer un árbol
en lo alto de mi armario. Quiero pensar que se trata de generosidad,
producen tal cantidad de copos blancos, para que su regalo de
esperanza de vida llegue al último rincón, para que haya para
soplar cada uno de los deseos niños, o de los mayores que conservan
su niño.
. ..regalo de esperanza de vida para que llegue al último rincón, para que haya para soplar cada uno de los deseos niños, y de los mayores que conservan su niño.
Tal
vez aprendamos de los álamos y derrochemos generosidad. ¿Cuántos
copos tienes tú para repartir? ¡Qué nadie se quede sin la suavidad
de los vilanos! ¡Soplemos juntos luego, esta nevada de primavera.!
¡Qué
se note el soplido en forma de aplauso!
Si el
chopo no se cansa de repartir por un si acaso, ¿vamos a cansarnos
nosotros?
¡Vamos
con ese aplauso generoso!
Albalate
de Cinca. 29-04-2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario