miércoles, 25 de marzo de 2020

LOS NIÑOS RESISTEN AL CORONAVIRUS.


PUES... NOS HACEMOS NIÑOS.



Los niños sabemos disfrutar, aislarnos del mundo en nuestros juegos, olvidarnos de todo mal. Pero ¡Jolines! también tenemos nuestros malos ratos. Nos damos cuenta de las cosas, con esa forma especial de mirar poniendo el alma en cada uno de nuestros sentidos. Vemos las caras tristes y enfadadas de los papás, oímos sus conversaciones preocupadas, nos falta el abrazo con nuestros amigos, todo huele a lejía y alcohol, nos llega el sabor del miedo, se nos han roto todas las rutinas cotidianas, notamos las ausencias,...… y la calle ni pisarla,... y no perdemos la risa. ¡Ay que risa, tía Luisa!

Dibujo de Mikel de 5 años.

Nos entran muchas dudas, mil preguntas. Necesitamos la paciencia que empleamos cuando estamos jugando a nuestro juego favorito, saber esperar el momento adecuado, para pillar a papá o a mamá de mejor humor y hacerles preguntas y preguntas, ¡que no les sabe muy bueno!, por eso hay que escucharlos con mucha atención, sacarán todo su cariño, mirarán de emplear pocas palabras, de forma sincera, clara, pero seguro que demasiadas , hay que perdonarles, ¡bastante tienen.! Puede ser que no tengan todas las respuestas, nadie lo sabe todo, ni siquiera los más sabios, pero están allí para todas nuestras dudas, con sus superpoderes y, enfadados o no, no dejan de querernos ni un momento, no sabemos como lo hacen, pero su cariño nunca se termina, se esfuerzan demasiado para que no nos manche la vida. Podemos contarles como nos sentimos, qué miedos tenemos y abrazarnos juntos, porque ellos también tienen miedo. 
 

Aunque no se dan cuenta, les escuchamos y no siempre tienen razón, hemos aprendido que la culpa de esta enfermedad que llega a todo el mundo, no la tiene las personas. Los niños muchas veces echamos la culpa a los otros de aquello que se ha roto, es natural, es una manera de sacar nuestra rabia, también los mayores lo hacen alguna vez. Pero nosotros ya sabemos, que los vecinos no tiene la culpa, ni los que van por la calle, ni los que trabajan, ni los que no pueden trabajar, ni los que mandan, ni los chinos, ni los americanos, ni los políticos que no le gustan a mis papás.

Todos podemos hacer un poquito para que esta enfermedad desaparezca, ponerle una tirita o, al menos, para pasarlo mejor. Los niños sabemos disfrutar, sabemos vivir el momento, dedicar todas nuestras energías a lo que estamos haciendo, sacar la alegría a cada momento, contagiar nuestra ternura, provocar una sonrisa y motivar a los mayores para trabajar por un mundo mejor. Un besito para que se cure este mundo enfermo.

¿Y SI TODOS LOS ADULTOS OS CONVERTÍS EN NIÑOS ALGÚN MOMENTO?

2 comentarios:

  1. ¡Hombre, convertirse en niño a estas alturas es bastante difícil, ni que sea por un momento! La "mochila" pesa lo suyo. Quizás echar mano de lo mejor de nosotros mismos. A eso me apunto.

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