VISITA AL DOCTOR.
-
¿Centro de salud?
- Me
puede atender el doctor
-
Le paso-... ¡Hola! Soy la doctora de guardia. Dígame que le
pasa.
- Me
encuentro mal.
-
Dígame los síntomas. ¿Tose?
-
No, como todos los días, un poco cuando me levanto.
-
¿Tiene fiebre?
-
Sí, la primera vez que me la he tomado tenía más de 45 grados,
pero me la he tomado luego más de 10 veces y no he pasado de 36,7.
A lo mejor ha sido porque la primera vez se me ha caído el
termómetro dentro del tazón de café con leche.
-
¿Respira bien?
-
Hombre… cuando subo las escaleras se me acelera la respiración y
si me tapo la nariz tengo que abrir la boca.
-¡Vale!
Y ¿cuando está en reposo y sin taparse la nariz?
-
Entonces respiro bien.
-
Se nota con cansancio.
-
Sí, mucho. Estoy hasta las narices de estar sin salir y de escuchar
las tonterías que se oyen por todos los lados.
-
Me refiero a si se nota con fatiga.
-
¿Cómo me voy a fatigar si no me dejan ir al huerto, ni a pasear, ni
a echar el café al bar siquiera? ¡La tele, es lo que más me cansa
ya!
-
¿Tiene dolores?
-
Bueno, sí. Todo me hace ruido. Me agacho¡Ay!, me siento ¡Au!, me
levanto ¡Aaah! , me estiro ¡Uy,uy, uy!…
-
¿Pero un dolor fijo?
-
Fijo, fijo, cada vez que hago un gesto de esos,...fijo que ruido.
-
Pero ¿cuantos años tiene?
-
Luego cumplo los 89
-
Tranquilo, que usted no tiene el Coronavirus.
-
¿Qué no lo tengo? ¿Cómo qué no lo tengo? ¡Qué llevo pagando
el sello toda la vida! ¿Me van a dejar a mí sin tenerlo? Lo tiene
el mundo entero y ¿yo no?
-
A ver,... ¿qué le pasa?
-
¿Qué qué me pasa? Lo mismo que a todo el mundo. Nos está
pasando una cosa muy grande, lo más grande desde la guerra. De
repente me sorprende gente cercana, que me parecía que conocía
bien, que está dando una lección de trabajo y dignidad, muchas,
seguramente la mayoría, y no me lo esperaba. ¡Bien por todas ellas!
Por otro lado, me escandalizo, y eso que estoy “curao de
espantos”, cuando escucho barbaridades, en lugar de arrimar el
hombro, de personas que de ninguna manera me lo esperaba...
¡Seráaaaan….! Discúlpeme doctora pero es que me hierve la
sangre.
-
¡Cuidado que le subirá la tensión!
-
Ya, pero no me cabe en la cabeza. Ya sé que el miedo y la ansiedad
nos obligan a tomar decisiones aceleradas y tomar atajos que nos
pierden. Es que ¡no ayuda! y hace mucho daño. Esto me duele. Me
duele mucho. ¿No tiene nada contra este dolor?
-
Lo vamos a mirar. ¿Le duele algo más?
IMAGEN DE PIXABAY |
-
¡Jope! ¡Claro! Me duelen los que mueren sin que sea su hora. Me
duelen los enfermos, me duelen las residencias. ¡Joeeer, como
estamos tratando a los pobres abuelos! Me duelen esos hospitales
llenos sin los mejores remedios! Me duelen los que se quedan sin
trabajo. Me duelen… ¡Ya vale! Me duele lo mismo que a ti, lo
mismo que a todos con un poco de corazón. Y me da retorcijones ver
tan poca claridad a mi alrededor.
-
No sé si voy a tener algo para quitarle esos dolores. ¿No encuentra
alivio con nada?
- A
veces se me calman, cuando veo tan buen voluntad en mucha gente,
personas que se lavan las manos y se mojan el culo, gente sin edad
que echa el resto por los demás, gente que inventa y se reinventa,
experiencias que están ayudando a crecer, gente con… arrestos para
tirar hacia delante,… y las otras se retratan solas, el
odio y el “todo vale” sale como basura de
ese interior” ¡Jolines! Hay ratos que se me
escapan las lágrimas.
-
¿Tal vez un sedante?
-
¿Un sedante? No doctora, no es hora de dormir. No quiero un
parche. ¡Necesito soluciones! Ni para usted, ni para mi, ni para
nadie de este mundo resulta fácil, no existen soluciones sencillas
para problemas muy complicados, donde se entrelazan los problemas
urgentes de ese virus con los de una sociedad ya enferma de antes. Mi
vieja intuición me dice que la solución vendrá a través de un
amplia red de personas y de instituciones dispuestas a defender la
humanidad desde la solidaridad mundial. Lo que yo puedo hacer ahora
mismo es mostrar mi agradecimiento a quienes ya lo están haciendo,
hace tiempo que aprendí que la memoria del corazón se muestra
con agradecimiento. Espero que
las experiencias de colaboración que estamos teniendo se extiendan
mucho más allá del confinamiento. ¡Gracias
doctora por escucharme! Ya me encuentro mejor.
-
¡Gracias a usted! Voy a apuntarme esa medicina para recetarla.
Albalate de Cinca. 05-04-2020
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