TIEMPOS DE AMOR.
El tiempo ha
cambiado. Hasta llueve. ¿Cuántos días llevamos? ¿Cuántas
horas? ¡Qué ratos más largos! Queríamos tiempo, siempre
quejándonos que no teníamos tiempo y ahora... ¿Qué hacemos con el
tiempo? ¿Nos sobra? Para mi, que tenemos el reloj estropeado.
El tiempo
pasa, a veces muy despacio, otras como suspiro. El tiempo pasa, no
nos dimos cuenta y convirtió
el invierno en primavera. Nos
regaló
esta primavera, que pasa sin
contar con nosotros.
El tiempo pasa, a veces, de nosotros. ¡Nosotros,
que nos creíamos tan importantes!
El tiempo nos
invita a un diálogo
con nosotros
mismos.
¿Cuáles son mis certezas? No
aguanto este guante que me separa de la amistad, ni estas mascarillas
que me hacen callar, ni estos pañuelos llenos de besos que no he
dado. Los empleo por
un si acaso.
El tiempo
nos regala
paradojas,
contradicciones.
Busco vías por
donde encarrilar mi alegría y reunirla con otras quizá
descarriladas y me
pierdo en divagaciones asustadas.
Me pregunto ¿Cómo
llenar el espacio que nos separa con risas? Y
me encierro en una ansiedad sin tiempo. Me sobra tiempo y no lo
entiendo. ¡Será el tiempo que yo ya tengo!
Empleo tiempo
rebuscando noticias, explicaciones, informaciones, orientaciones que
me saquen de la incertidumbre y me pregunto si criterio propio tengo.
¿Dónde está lo cierto? Un
tiempo muy incierto. ¡Sigue
lloviendo!
Descubrir el
valorar
de lo
esencial, repiten,
mientras nos habla de guerra. Será el tiempo que tengo pero yo veo
una guerra a la
inversa, en primera línea no están
los que matan y
hieren, están en primera línea los que cuidad y
sanan. Hay hospitales, residencias, tiendas,… por trincheras y
hasta en la retaguardia se cuida desde las casas. Cariños,
solidaridad y compasión como mejor munición. El
cuidado por bandera.
Estamos en tiempo de amor. ¿Habrá un nuevo baby bom?
¿Cuando
volverán tiempos de
normalidad? ¿A qué
normalidad volveremos? A preguntas que hace el tiempo, el tiempo
contestará. Mientras, cavilamos.
Seguramente la
crisis sanitaria se resolverá, también la economía mundial, los
macro datos comerciales, la geopolítica dichosa tendrá sus apaños,
seguramente muy ajenos a nuestros propios intereses. Vamos,
lo de siempre. ¡Y sigue lloviendo!
La lluvia me
hace pensar en lo inmediato. ¿Qué
pasará con la sanidad, con la educación, con la cultura, con el
deporte, con el ocio, con la información, con el comercio de
proximidad, con la artesanía, con la micro economía,… con la
justicia, la igualdad, la
pluralidad,…? ¿Qué
pasará con la libertad? ¿Lo
de siempre? No sé si conformarme, si alegrarme, si consolarme con
“Virgencica que me quede como estoy”. ¡Con lo que está cayendo!
Tal vez, tan
solo tal vez, aprendamos a saborear el
tiempo por encima
del dinero, apreciar
el rato con los seres queridos, a las relaciones, al cuidado de
nosotros mismos, de los demás y
del entorno, a
disfrutar de lo que tenemos en lugar de suspirar por lo que deseamos,
a disfrutar como niños con lo que hacemos, a aprender a apagar
todos el mismo fuego y a la vez. ¡Aunque escampe!
Albalate de Cinca. 21-04-2020
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