martes, 31 de marzo de 2020

HOY TOCA CUENTO.


¡Buenas tardes!
Hoy tenemos alguna buena noticia.
- El único caso declarado en Albalate se recupera satisfactoriamente.
- En la provincia de Huesca disminuyen los ingresos en los hospitales.
- La mayoría de la población de la localidad está poniendo lo mejor de sí:
.Los comercios locales ponen todo su esfuerzo en atender a los vecinos y limitan sus horarios solidariamente.
.Agricultores y ganaderos no cesan de sumarse a las tareas de desinfección.
.Las instituciones se reinventan para conseguir las condiciones necesarias que protejan a los vecinos, sobre todo a los más necesitados.
.Los jóvenes se auto organizan y, más allá de gestionar su agenda social de forma virtual, asumen con responsabilidad sus tareas y su ocio y aportan su esfuerzo a las labores domésticas demostrando su autonomía y la capacidad de trabajar en grupo.
.Las niñas y niños aportan su ternura y su alegría. Están descubriendo sus propios superpoderes y los están empleando para ayudar, sin descuidar sus propias tareas.

Para darles las gracias a este grupo de héroes menudos, hoy un cuento.

AZOTADOS POR EL MAR


El mar casi no notaba que estaba allí. Aquella isla pequeña, pequeña, pequeña, ¡pequeñísima!, existía en un rincón de un mar grande, grande, grande, ¡grandísimo!, tan grande que nadie sabía donde acababa. La isla estaba llena de formas de vida distintas. Todas las formas de vida tenían su sitio y su tiempo, había bastante para todas y sobraba. También había problemas. La mayoría de los problemas se solucionaban, para otros se buscaban soluciones que tardaban algún tiempo en encontrarse, y hay algunos para los que todavía no las han encontrado y las siguen buscando.

A veces, el mar se enfurecía, pasaba por encima de la isla y causaba daños muy grandes. Pasado el tsunami, los habitantes isleños, curaban sus heridas, limpiaban sus lágrimas, reconstruían los daños que podían y continuaban su vida. Tenía que hacerlo entre todos. Mientras, habían aprendido a protegerse para la siguiente vez.

El mar pasaba mucho tiempo calmado y a muchos se les olvidaba lo aprendido.

Unos pocos vecinos de la isla empezaron a crecer utilizando lo que sobraba, cada vez se hacían más grandes. Eran simpáticos. Cada vez tenían más hambre y cogían todo lo que podían, pero eran simpáticos. Crecían y crecían y cada vez tenían más hambre. Eran simpáticos, ¡tan grandes! Tanto atesoraban para hartar ese hambre feroz, que empezó a faltar parte de lo necesario a muchos habitantes, pero... eran tan simpáticos. Aquellos pocos isleños se convirtieron en gigantes, destrozando todo a su paso, pero... eran tan simpáticos. Tan simpáticos que algunos quisieron imitarlos con el deseos de convertirse también en simpáticos gigantes. La isla se ponía chunga.


El mar volvió a enfurecerse, algunos dicen que si lo enfadó alguno de los gigantes, otros piensan que un mar tan grande “pasa” de gigantes. El mar pasó por encima de la isla con una fuerza que solo recordaban los más mayores. Ese destrozo consiguió cambiar durante algún tiempo la vida en la isla. Los gigantes más grandes no lo pasaron tan mal como los demás, pero también notaron la fuerza del mar.

Pasado el tsunami, los habitantes isleños, curaban sus heridas, limpiaban sus lágrimas, reparaban los daños que podían y continuaban su vida. Tenían que hacerlo entre todos. Mientras, habían aprendido a protegerse para la siguiente vez. Muchos se preguntaban si necesitan gigantes.

Y Colorín, colorete, por el culo te sale un cohete que se lleva el coronavirus de la gente.

Así que en las palmas de hoy incluimos a nuestras niñas y niños dentro de los super héroes. ¡Por ellos!


¡SIEMPRE SORPRENDENTES! 
Albalate de Cinca. 31-03-2020

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