¡MÁS ALLÁ DE LA QUEJA!
La gente del campo ha vivido mirando al cielo, su principal virtud ha
sido la paciencia. A veces se quejaba, muchas veces en forma de
“tacos”, lo hacía como forma de desahogo, de descarga de la
frustración. La paciencia se convertía, demasiadas veces en
conformismo, sin duda influenciado por la educación: “resignación
cristiana”.
Actualmente
vemos que las cosas han cambiado, ha aumentado el nivel de queja, los
individuos de esta nueva sociedad se quejan de todo, la queja se ha
trivializado y convertido en un estado de ánimo generalizado. La
paciencia de otros tiempos ha desaparecido por completo y la más
mínima frustración se convierte en queja desproporcionada. Sin
embargo eso no ha cambiado el nivel de resignación, mucha queja y
poca acción.
Los
tertulianos hemos consensuado este pequeño análisis, que parte de
la experiencia personal y hemos ido desgranando nuestras propias
impresiones, anécdotas personales y propuestas, sin descartar las emociones que se nos
escapan de forma terapéutica.
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La queja permite un desahogo.
-
Una descarga que nos ayuda a continuar sin explotar y sin volvernos
locos.
- El
que no llora no mama.
-
Detrás de cada queja hay una necesidad no satisfecha.
-
Hoy nadie tiene paciencia. Existe la manía de quejarse por todo.
Sobre todo la gente joven está continuamente quejándose por
tonterías.
- Se
emplea mucho tiempo y energía en quejarse y crea un ambiente
negativo.
-
Crea un estado de ánimo que hace centrarnos solo en lo negativo.
Solo vemos lo que está mal.
- Se
convierte en un ladrón de felicidad.
- Si
lo hace mucha gente habrá alguna razón, alguna ventaja tendrá
cuando se ha generalizado tanto.
-
Además de la liberación que supone, la queja nos convierte en
víctimas y nos libera de posibles sentimientos de culpa, si alguien
sufre mucho aunque sea solo en apariencia, los demás pueden pasar por alto sus errores.
- Y
también un mecanismo de manipulación de los sentimiento de los
demás. Quejarse llama la atención y reciben más consideración.
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Puede que individualmente sirva pero no ayuda a resolver los
problemas.
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Para resolver hay que hacer y hacer cosas distintas de las que
estamos haciendo.
-
¡Cuidado! que hay veces que las causa de nuestra queja, de nuestra
frustración, de nuestro problema, no tiene solución. Si se muere
un ser querido, eso no se arregla.
-
Por eso necesitamos conformarnos y dar tiempo al tiempo.
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Pero eso es resignación.
- La resignación ayuda a perpetuar los problemas, lo mismo que la queja sin acción.
- La resignación ayuda a perpetuar los problemas, lo mismo que la queja sin acción.
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Hay otra actitud distinta de la mera resignación, podemos aprender
a aceptar lo irremediable pero luchar por lo que no es aceptable.
-
Sobre la mayoría de las cosas que nos ocurren no tenemos control, no
podemos elegir que ocurran o no, pero sí podemos elegir cómo nos lo
tomamos y la respuesta que damos a continuación. Hay cosas que la
solución está en nuestra mano y otras que no. Algunas, la solución
requiere tiempo, esfuerzo y contar con otras personas.
-
Necesitamos paciencia, serenidad, equilibrio y proporcionalidad.
-
Eso es muy importante, no podemos matar moscas a cañonazos, que
ejemplos alrededor tenemos unos cuantos.
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Para aquellas cosas que vemos que sí pueden tener solución
necesitamos asumir responsabilidades.
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¡Claro! Y hoy nadie quiere responsabilidades. Es más fácil
criticar y quejarse.
- Y
necesitamos lo contrario, canalizar el descontento en una acción
positiva.
-
ESTA BIEN REBELARSE CONTRA LO INJUSTO. NO TRAGARNOS EL SUFRIMIENTO.
-
NUESTRA RESPONSABILIDAD
PASA POR CONVERTIR LA QUEJA EN UN PLAN
DE ACCIÓN, CON
PROPUESTAS,
ESTRATEGIAS,
PERSEVERANCIA,
TRABAJO
COMPARTIDO...
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