martes, 21 de mayo de 2019

¿RESPETAMOS NUESTRA FORMA DE HABLAR?

No hace mucho que el pueblo tenía una forma propia de hablar.

La globalización va propiciando una forma cada vez más unificada en el lenguaje, a la vez que se va perdiendo formas personalizadas del idioma.  Todavía conservamos algunas palabras y expresiones que pueden perderse o conservarse dependiendo de nuestra actitud.

La tertulia programada el pasado miércoles se torno apasionada y se desvió del camino principal.  Como nos queda camino por recorrer charrando, recordando y defendiendo nuestra riqueza lingüística

 ¡lo retomamos el próximo miércoles!


¿HABLAMOS ARAGONÉS?


El aragonés es un idioma autóctono de Aragón, de filiación románica, y está considerado por el Atlas Interactivo UNESCO de las Lenguas en Peligro en el Mundo como una lengua en peligro de desaparición. A pesar de sus graves problemas sociolingüísticos, el aragonés posee su propia gramática y una literatura más que aceptable.
En Aragón, el aragonés está reconocido como lengua propia por diferentes instrumentos legales, como el Estatuto de Autonomía o la vigente Ley de Lenguas de Aragón. Sin embargo no goza de un régimen de cooficialidad.
Desde el punto de vista filológico, se trata de un dialecto del latín, lo mismo que el castellano, el italiano o el francés y su nacimiento como lengua se produjo prácticamente a la vez que el de los otros cuatro idiomas romances de la Península Ibérica: el gallego-portugués, el asturiano-leonés, el castellano y el catalán. Esto ocurría a finales del primer milenio y así culminaba el proceso de romanización. En gran parte del entorno del Pirineo se conservó una lengua primigenia de la que ha derivado el euskera actual y que todavía se identifica en la toponimia. Con el inicio del segundo milenio, el aragonés se extendió hacia el Sur al tiempo que avanzaba la Reconquista: las gentes venidas del Norte iban repoblando los nuevos territorios. En su avance, el aragonés estaba flanqueado por el castellano y el catalán que se expandían a la vez. En sus mejores tiempos, el aragonés llegó hasta Murcia, donde todavía hoy se observan numerosos giros aragoneses, especialmente en el habla de la huerta; el “panocho”.
“El aragonés fino después de comer tiene frío y si tan fino es tiene frío antes y después”.

ALGUNAS PALABRAS ARAGONESAS QUE EMPLEAMOS 

SIN SABERLO:


Aiba d’ay

a carramanchones

a corderetas

acotolar

aguarte

aparador

arguellar

a tajo parejo

baldar

brinca d’ay

cado

capolar

capucete

carrañar

ceprenar

chabisque

chandrío

chaparrazo

chapurquero

chemecar

chipiar

coger un capazo

dar ferrete

dormir de memoria

echarte un lamparón

empandullo

empentar

encorrer

esbarrar

esbafar

escarramarse

escobar

escoscao

furo

galdrufa

me hace duelo

ir de propio

laminero

mallacán

mallo
m'en voy

moñaco

me da pampurrias

no más cal (verbo caler)

no me cuaca (v. cuacar)

orache

pedugo

plantero

purnas

romancear

rujiar

somarda

sulsir

tape

tarcual

tarranquiar

zaforas
...




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